PORTFOLIO TRANSPARENTE PARA DISEÑADOR

Portada del portfolio

Esta vez os voy a hablar de uno de esos pedidos extraños que nos suelen llegar. En esta ocasión, el cliente quería un porfolio para presentar sus diseños a sus clientes. Para colmo de males, lo pedía que fuera totalmente transparente, de tamaño DINA·3 y con fundas en su interior. Se puede pensar que es algo imposible de hacer, pero no, existen soluciones. Aquí os vamos a explicar qué solución le encontramos a esta complicación plástica. Por de pronto, os recuerdo que existen más opciones para poner y quitar hojas en una encuadernación, ya sea con la encuadernación "practicable", como "no practicable". En esta ocasión se usó una encuadernación "no practicable", que significa que va a permanecer invariable. No tengo fotos del proceso, pero os explicaré los pasos que di, y por qué escogí cada opción en concreto. La encuadernación parece sencilla, pero lo que tiene es la complejidad oculta.

Detalle del cosido copto del lomo

Primeramente, me decanté por una encuadernación de tipo "copto", ya que el cliente quería que el porfolio se abriera por completo, y este cosido no sólo permite esto, sino que también nos deja coser hojas que estén por separado (no dobladas formando folios). Escogí un hilo parafinado y no encerado porque la cera mancha con facilidad el metacrilato de la portada, y habría que estar limpiándolo cada poco. No opté por otros hilos sin recubrimiento porque las tapas de metacrilato pesaban mucho y necesitaban un hilo resistente, y había que contar que resistiese también rozarse con el metracrilato cada vez que se abriese o cerrase el portfolio.

Suplemento de acetato y funda

Pegamento para polipropileno

Esto, que parece en principio sencillo, se va a complicar ya que estamos hablando de materiales plásticos y transparentes. El primer gran problema es que el cosido copto sólo permite coser hojas por separado si el material es rígido. Como las fundas no lo eran, se optó por pegar en la zona donde vienen los agujeros, unas tiras de acetato con un grosor que aguantase el "giro" del hilo sobre él. En la foto que os pongo se ve la tira de acetato a la izquierda, antes de pegarla en el borde izquierdo de la funda. Para hacer esto no sirve cualquier pegamento, ni siquiera los más usados para plásticos. Las fundas eran de polipropileno, uno de esos materiales que pegan malamente y solamente con pegamentos específicos para ello. Estos pegamentos son muy caros y difíciles de conseguir. El más asequible que encontré fue el Loctite para plásticos. Para usarlos hay que primero poner un reactivo con el que viene, dejarlo actuar durante un minuto, y después poner el loctite y pegar la pieza. Hay que colocar el trozo de acetato con cuidado, directamente donde va a ir colocado, sin que toque nada más, ya que os mancharía la funda y no habría forma de quitarlo. Además, hay que poner un trozo de Reemay debajo y encima del plástico antes de colocar una madera encima y ponerle peso. El Reemay es importante para que la funda no se te quede pegada a ninguna otra superficie. Y lo de no usar prensa es porque las fundas plásticas se mueven mucho, y podría descolocarse lo que acabas de pegar al intentar moverlo hasta la prensa. Así que opté por hacerlo de esta forma. Fui funda por funda, y dejé cada una de ellas una hora con peso. Venía de 5 experimentos de pegado que habían salido mal, y no quería que éste también me saliese "rana". Coloqué suplemento a 7 fundas, y me llevó pegamento y medio ya que viene muy poco material en esos tubos. Ojo: para que este pegamento que sobró sirva para otras veces hay que guardar el tubo en posición vertical, de otra forma se endurece y se estropea. Sólo puse suplemento en 7 fundas porque si lo hubiera colocado en todas, la zona del lomo hubiese quedado el doble de gruesa, y la encuadernación habría estado muy desproporcionada entre el lomo y la zona del frontal. Lo que hice fue coser fundas de 2 en 2, dejando el suplemento de acetato entre ellas. Así coloqué 14 fundas en el interior, con lomo poco grueso. Además, este suplemento rígido y transparente, que no se ve en la encuadernación, también fue funcional para que las fundas no se movieran y quedasen bien sujetas por el cosido (quien haya tenido fundas en una carpeta de anillas sabrá que son muy desagradables porque se doblan, se mueven, se caen y sobresalen por fuera de la carpeta...).

Agujas curvas

Tras conseguir solucionar los problemas del interior, luego vino el del cosido. Resultó que el cliente no le gustaba que se viera el hilo pasando de unos agujeros a otros. Esto, en una encuadernación normal, se soluciona pasando el hilo por dentro de los cuadernillos. Pero, en esta ocasión, no había cuadernillos y todo el material era transparente. La solución fue realizar una cadeneta diferente para cada agujero. Como se hicieron 6 agujeros, entonces hubo que usar seis agujas curvas al mismo tiempo. Cada uno de los hilos se giró tres veces en la portada, y una vez alrededor del lomo de las fundas, que iban de 2 en 2 (ojo: se puede hacer que vayan de una en una, lo que logra una apertura de 180º en cada una de las hojas, pero la encuadernación queda con un lomo muy ancho y hay que gastar otro tubo más de pegamento). Resumidamente: se coloca un hilo por cada uno de los seis agujeros que se han hecho en las portadas y en las fundas, se gira sobre el material, se engancha en cadeneta con el hilo anterior, y se coloca la siguiente par de fundas. Se entendería mejor con un vídeo, pero no hubo tiempo ni para fotos, lo siento. Lo que se consigue con esta técnica es un cosido que parece sumamente sencillo, como si tuviésemos un cosido copto que pasase por el interior del pliego sin verse, pero que en realidad son seis cosidos realizados al unísono.

Portada de metacrilato con esquinas biseladas

Solucionado el aspecto del lomo, vino el problema de las portadas. Se escogió el metracrilato porque es un material resistente, con buena transparencia y que se podía lograr en un grosor de 2 mm sin que pesase demasiado. La cuestión es que iba a llevarse en la mano, así que los bordes no podían tener aristas. Cuando se corta metacrilato con cuchilla, los bordes pierden la transparencia, y en láser sale demasiado caro. Se optó por una solución intermedia, que fue el corte con sierra circular de alta velocidad, de dos piezas rectangulares con las esquinas biseladas. Luego, para recuperar la transparencia, se lijaron los bordes y se les dio calor. No se pudo ajustar del todo el lijado ya que las portadas iban muy justas con las fundas, así que hubo que dejar algunas marcas de la cuchilla sin lijar del todo. Ya digo que se puede optar por un cortado láser, pero puede costar el doble. También hay que tener cuidado a la hora de hacer los agujeros en la tapa para coser. Se realizaron con brocas en espiral para chapa, de perforación lenta. No es sencillo hacer un agujero en metacrilato. Si lo hacemos con una broca que va demasiado rápida, fundiremos el metacrilato que se pegará a la broca y algo terrible puede pasar, y si no utilizamos la broca adecuada, cuando taladremos del todo la pieza, la broca se puede enganchar y volveremos a estar ante un desastre. Es preferible que los agujeros los haga alguien que sepa trabajar el plástico. En nuestro caso, para que ambas portadas quedasen iguales, se pegó en la portada una hoja con la indicación exacta de dónde iban los agujeros y, cuando estos estuvieron hechos, se sujetó la contraportada a la portada con unas pinzas especiales, y se taladró la contraportada usando la portada como guía. Por último, se lijaron los agujeros con cuidado, ya que cualquier esquirla o zona sin suavizar podría terminar cortando el hilo con el uso.

Logotipo de la empresa

Logotipo en el portfolio, con la
portada abierta

Antes de coser el portofolio, hubo que decidir cómo se iba a decorar las tapas. Nos decidimos por un vinilo impreso sobre fondo transparente. Si lo hubiésemos impreso nos encontraríamos con el problema de que necesitaríamos cambiar todo el metacrilato si el cliente quisiese cambiar la portada, y en vinilo de corte era imposible por el pequeño tamaño de las letras. No obstante, el vinilo impreso dio sus propios problemas. Primeramente, porque, ni aún colocándolo con una rasqueta específica para estos menesteres, se consiguió que no salieran burbujas. Y, segundo, porque la zona transparente no era tan transparente como debía. Así que se optó por cortar a mano el diseño de la portada, y pegarlo por separado. En la foto con la portada abierta se nota en la zona de las letras la diferencia entre el vinilo transparente y donde no lo hay. Era importante que quedara transparente en la portada, ya que la idea es que el cliente ponga en la primera funda el nombre del cliente, de tal forma que con el porfolio cerrado se vea el nombre del diseñador con el cliente debajo y, cuando se abre, sólo queda el nombre del cliente. Es el juego que se ha intentado lograr con esta portada, y el vinilo más translúcido que transparente hacía que la ilusión de que ambos logotipos (el del diseñador y el del cliente) estaban en una misma hoja, se perdía por completo.

Porfolio terminado

En fin, como he señalado en un principio, es una encuadernación que parece sencilla al verla, pero que está llena de trucos invisibles. El cliente ha quedado satisfecho, y eso nos alegra. A nosotros nos dio mucha lástima deshacernos de ella. Es una encuadernación que luce viéndola en la mano, pero en fotografía pierde todo el sentido, ya que es transparente, y no se ven los detalles.
Bueno, como veis, estamos acostumbrados a que nos pongan retos, y sacarlos adelante. No dudéis en poneros en contacto con nuestro taller para encontrar la manera de materializar vuestras ideas.
¡Saludos desde Ojodeva! ¡Y muerte al plástico!