El inmenso mundo del papel (Primera parte)

Papel hecho por mí al estilo Weimann,
en una encuadernación japonesa

Papel de guardas al estilo
Toile de Jouy

El papel es uno de los materiales más utilizados en la encuadernación, tanto en el interior como en el exterior del libro. En la zona interior, lo solemos encontrar en las “guardas”, es decir, en la parte que une el cuerpo del libro con las tapas. Suele ser un papel diferente al del cuerpo del libro, tanto por el gramaje, como por el color. El gramaje rondaría los 90-100 g, un grosor que le da la consistencia precisa para que, al mismo tiempo, sea lo suficientemente flexible para permitir abrir el libro con facilidad y lo suficientemente resistente para unir las tapas con el cuerpo sin llegar a romperse. En cuanto a la decoración de los papeles de guardas, es muy diversa, desde papeles decorados a mano con técnicas que tienen siglos de antigüedad, hasta las impresiones digitales de hoy en día.


Otras características a tener en cuenta del papel son las fibras que lo forman (su longitud y dirección) y su acidez. Las fibras son el componente básico del papel y tienen que ver con la materia prima con la que se ha hecho. La materia prima más conocida es la madera de los árboles, pero existen papeles fabricados  con  otras fibras vegetales, como por ejemplo la que se saca de algunas plantas (como el kozo, la morera, el bambú...). Cada materia prima está formada por un tipo de fibra diferente y esto afecta, a su vez, a la longitud de la fibra del papel y, por tanto, a su resistencia. Cuanta más larga sea la fibra, más resistente será el papel.  A pesar de ello, hoy en día, priman en el mercado papeles procedentes de maderas de árboles de hoja caduca (como el eucalipto), que tienen fibras cortas (de alrededor de 1 mm). Esto se debe a que las fibras cortas producen papeles muy lisos, ideales para los procesos de impresión.  La consecuencia inmediata de esta elección de papel es que los libros se rompen más fácilmente y duran menos. Por contra, una buena encuadernación debe realizarse con los materiales más duraderos y que mejor protejan el libro, digan lo que digan los usos actuales de la industria editorial.

Papel de guardas con arrugas
por estar a contrahilo (un despiste lo tiene cualquiera)

También es importante tener en cuenta el sentido de la fibra de los papeles de guardas. En la mayoría de los papeles, las fibras  se alinean  en un sentido determinado (a causa de los procesos de fabricación automatizados). Las hojas de guarda deberán ir dobladas “a hilo” (es decir, en el sentido en el que el papel se resiste menos a ser doblado). Si las pegáramos a “contrahilo” el papel tendería a ondularse y a crear arrugas, lo cual estropea un buen acabado. En cuanto a la acidez del papel es, junto a la oxidación, una de las principales causas del deterioro de este material. Quién no ha visto libros de la primera mitad del siglo XX llenos de manchas marrones, que se quiebran con facilidad. Esto se debe a que fueron fabricados con papeles procedentes de la madera y blanqueados sin tener en cuenta su escasa durabilidad. Para realizar una encuadernación que perdure en el tiempo hay que escoger papeles  libres de ácido es decir, con un PH superior a 7.0.

A la hora de escoger los papeles con los que trabajamos, tenemos en cuenta todos estos factores para conseguir un acabado de calidad, eficiente y duradero. Además, como en Ojodeva somos unos apasionados del papel, disponemos de una amplia gama de estilos para, así, utilizar en nuestras encuadernaciones el que mejor se adecúe tanto al cliente como al libro que vaya a decorar.

En la próxima entrada sobre Materiales haré un repaso sobre los diferentes tipos de papel con los que solemos trabajar, y en qué se diferencian. ¡Nos vemos pronto para hablar de esta pasión papelera (que no maderera)! (pasa a la continuación de la entrada pinchando aquí)